Seguridad en los estadios de fútbol. Análisis basado en un Plan de Autoprotección

Abstract

El derecho a la vida y a la integridad física está regulado en el artículo 15 de la Constitución Española y se considera el derecho fundamental más importante recogido en esta norma suprema del ordenamiento jurídico español. Es obligación de los poderes públicos, adoptar medidas de prevención y control de riesgos, así como a actuar en posibles situaciones de emergencia.

Un recinto deportivo, como es un estadio de fútbol, se convierte en un lugar con máxima posibilidad de sufrir situaciones de emergencia debido a la masiva afluencia de público y a la frecuencia con la que se celebran importantes eventos deportivos. Emergencias derivadas de accidentes, estampidas, incendios, explosiones, amenazas de bomba o comportamientos antisociales entre otras.

Esta característica catequiza la seguridad como uno de los factores más importantes para los clubes de cara a reducir el riesgo de todos los agentes implicados en los eventos que en ellos se celebran aumentando así la calidad de sus instalaciones y servicios.

Un partido de fútbol es considerado un evento de masas, ya que este, además de concentrar a un gran número de personas, tiene un elemento añadido, la carga emocional y el modo en el que viven y sienten los aficionados y los asistentes en general ya que algunas emociones límite como la ira, la rabia o la euforia, podrán desencadenar una situación de emergencia.

Por tanto, un evento de tal magnitud conlleva una serie de medidas de protección para garantizar la integridad de todos sus asistentes. Y aquí es donde aparece el elemento más importante de este trabajo, la seguridad. La seguridad como ausencia de peligro, daño o riesgo en un estadio de fútbol, la sensación de confianza que una persona siente al acceder a un estadio de fútbol. Una seguridad integral que no sólo protege a las personas sino también a los bienes.

Y es que los resultados de diferentes estudios sobre seguridad ciudadana son considerados relevantes en esta investigación, para plantearse la situación actual de estos recintos deportivos ya que, desde la visión de los asistentes a los estadios, es deficitaria.

Por ello se han desarrollado diferentes instrumentos normativos para garantizar la seguridad y la protección de personas y bienes en aquellas situaciones o actividades que puedan dar origen a una situación de emergencia. Tras las tragedias en estadios de fútbol de Bradford, Heysel y Hillsborough, la seguridad en estadios de fútbol dio un giro radical dando lugar a nuevas medidas tanto en el diseño o estructura de estos recintos como en la legislación. Medidas como la eliminación de vallas en el terreno de juego o la instalación de asientos en todas las zonas del estadio. También dio lugar a nueva normativa en materia de seguridad en estos recintos deportivos. El Informe Taylor (1989 y 1990) supuso un antes y un después en cuanto a la seguridad en estadios de fútbol. A nivel nacional, serán de vital importancia normas como el Real Decreto 203/2010, de 26 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de prevención de la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, la Ley 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, la Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de protección de la seguridad ciudadana o la Ley 5/2014, de 4 de abril, de Seguridad Privada.

Pero la realidad es que actualmente siguen aconteciendo incidentes protagonizados por aficionados. Ejemplo de ello es la final de la Champions League celebrada en el Stade de France de París en mayo de 2022, donde hubo deficiencias en las medidas de seguridad, o decenas de tragedias relacionadas con la estructura del estadio, el aforo o el pánico colectivo.

Es de reseñar uno de los elementos que siempre ha estado presente y continúa en activo como es el aficionado radical. Grupos formados por este tipo de aficionados se dieron a conocer a partir de la década de los ochenta por un fanatismo que los llevaba a protagonizar incidentes y peleas continuas tanto dentro como fuera de los estadios. Este estudio analizará a estos grupos de aficionados conocidos como ultras y su prevalencia en el fútbol español, haciendo hincapié en la necesidad de disponer de protocolos y medidas de seguridad específicas para evitar o minimizar los riesgos que en ocasiones derivan de la presencia de estos grupos.

Tanto para prevenir y minimizar esos riesgos como para la actuación ante una situación de emergencia, será primordial, la coordinación entre los miembros pertenecientes a la Seguridad Pública y a la Seguridad Privada, antes, durante y después del evento deportivo.

La finalidad es la necesidad de adoptar nuevos y específicos dispositivos de seguridad que puedan dar una respuesta global e integral al riesgo de cualquier altercado que vulnere la seguridad de las personas objeto de vigilancia y protección, lugares de alta concentración de personas, así como los objetivos estratégicos imprescindibles para el normal funcionamiento de la actividad ciudadana, así como la importancia de adoptar nuevas tecnologías como los sistemas de control de acceso y la biometría para hacer del estadio un lugar más seguro y fiable.

Para ofrecer seguridad y protección en un estadio de fútbol se tendrá que establecer cuál es el bien jurídico a proteger, las características del estadio y las actividades que en este recinto deportivo tienen lugar, qué riesgos y amenazas puede tener el estadio y a qué o a quiénes podrían afectar, quiénes son los responsables de la seguridad en el estadio, qué consecuencias puede tener el incumplimiento de las obligaciones en materia de seguridad y cómo conseguir un sistema de seguridad eficiente.

Por ello, como herramienta de prevención y garantía de proporcionar una seguridad integral tanto de personas como de bienes, será esencial disponer de un Plan de Autoprotección. Por medio de este documento, regulado en el Real Decreto 393/2007, de 23 de marzo, se tratará de identificar, prevenir y controlar riesgos para personas y bienes, así como dar respuesta a las posibles emergencias que puedan surgir, siendo primordial que el estadio cuente con una buena organización y que, en ésta, se respeten las jerarquías establecidas de antemano.